Todas las personas deberían tener derecho a su libertad -en todos los sentidos-, mientras sus convicciones sean genuinas respecto a ejercer responsabilidad social integral, es decir, que consideren el bien común y su desarrollo como una constante sana y necesaria, en todas las estructura del desarrollo de la vida. Desde su concepción hasta su mayoría de edad, considerando sus estados y emociones según las condiciones y circunstancias de sus tiempos y ciclos.

Una sana y justa libre expresión no yace sobre una irresponsabilidad social.

Quien piensa en solo en sí mismo, no debería poder ejercer política.

Cuando la mayoría se vuelve necia apoyando al necio mismo, la ignorancia es capaz de crear un imperio sobre su propia ceguera y afectación. No solo se trata de dar una confianza irresponsablemente, sino que entregan sus vidas para ser carcomidos lentamente y letal. Sin historia sin honor y con un perpetuo lamento estéril.

Toda elección con responsabilidad social integral, debe contener consciencia y honor respecto al aporte que otorgarán, considerando las luchas de generaciones pasadas, para proyectar una guía significativa respecto al alcance que se dejará para la tercera generación futura, es decir, debes pensar antes de elegir o no, que aporte le darás o les dejarás a tus nietos con elecciones y decisiones.

Se existe por uno mismo, pero se vive para construir Calidad De Vida y sustento para nuestras futuras generaciones. Patrimonio. Desarrollo Integral. Armonía.

Una de las columnas vertebrales de la libertad, es tener la opción de poder ejercer un empleo. Cuando se generan fuentes de empleos, las personas pueden elegir en libertad como cuidar sus intereses, como generar su calidad de vida, entre muchas otras cosas determinantes y necesarias para su sustento y desarrollo, por lo tanto, los gobernantes deberían dar máxima prioridad a la infraestructura industrial y comercial de un país, blindándola de manera sana y justa como recurso primordial social, además de tener un enter que cuide y desarrolle materias primas para su producción lo más autónoma posible, reforzando todo esto con estudios de mercados constantes de su espacio y terreno propio, para llevar una comparativa internacional de impacto y aportación, de tal manera de mantener el alcance necesario para su permanente sustentabilidad. 

Resulta increíble que existan países pobres en el sentido de no contar con la cantidad mínima de comida diaria, cuando poseen al mismo tiempo más terreno productivo del que requerirían para su subsistencia. 

Respecto a los libres tratados, estos deberían de ser viables si poseen un equilibrio de garantías respecto a los recursos y alcances de los involucrados, de lo contrario solo se estaría beneficiando un solo sector. No es equitativo, justo y sano ver libres tratados entre países pobres versus países desarrollados.

La identidad sana de un país yace en su organización social, tras el valor agregado del impacto que genera en su entorno completo, en el sentido de entregar condiciones acordes a las demandas que su pueblo va requiriendo.

La globalización cada día se consolida más, dando ventajas a quienes poseen mayores recursos, en el sentido de poder apoderarse de algún lugar que originariamente no forma parte de su historia, pero que legítimamente pueden adquirirlos, algo que indirectamente va mezclando culturas y extraviando la esencia histórica de los lugares, respectos a su identidad misma. Hasta aquí todo es comprensible y dentro de rangos justos, sin embargo, cuando un país -como tal-, pierde el control de sus garantías mínimas, como la propiedad de la administración, manejo y distribución del agua, gas, electricidad, transporte, fuentes de producciones naturales como minerías y demás materias primas, se queda ajeno y a la deriva de terceros, quienes no cuentan con tiempo e intereses comprometidos para preocuparse de ello, pues eso le compete directamente al gobierno, es por esa razón que un país debería tener siempre control sobre sus recursos de impacto social, partiendo con ser poseedor en mayor porcentaje de sus bienes, dando lugar para participar a la iniciativa privada en temas como asesoría, consultoría, proyección, administración y alcances, con capacidades tangibles de experiencia y excelencia, donde las principales universidades deberían tener participación como concejales, pues es en las instituciones de educación donde debería consolidarse e impregnarse los hábitos y la responsabilidad del valor y honor de esta materia respecto a ser integrales en continuidad a corto, mediano y largo plazo con proyectos sociales orientados a calidad de vida de los ciudadanos, puesto que no es profesional considerar que en una administración política, se cuente con el espacio y tiempo para empezar y culminar una mejora que debería ser continua y adaptable, a la evolución natural y normal de toda sociedad, más ahora que la tecnología va dando soluciones, pero a la misma vez, va quitando espacio al ser humano en términos de oportunidades de trabajo en todos los sectores. Razón e Identidad. Prioridades. Sentido humano común.

Los impuestos en los países están descompensados respecto al valor agregado que deberían dar a quienes lo pagan, por ejemplo, aquellos que pagan impuestos deberían tener automáticamente un derecho de seguro de vida, especialmente los PYMES. Cualquier nuevo emprendedor que comienza a pagar impuestos, debería tener una atención especial mientras pasa su tiempo de puesta en marcha, como un derecho por incorporación para que pueda lograr su estabilidad y consolidarse como empresario, quizás antes de ello -también-, una capacitación socialmente responsable, respecto a conocimientos mínimos necesarios para que se desenvuelva competitivamente y en balance hacia mediano y largo plazo.

Debería pasar un test de conocimiento mínimo, después de ver un vídeo informativo y de enseñanza que le otorgue una visión de su situación actual en referencia al entorno propio e inmediato donde de ha de desenvolver, de tal manera de enterarse de los soportes y garantías. 

Una de las señales más simples y claras respecto a la estabilidad o no en la gobernación de un país, es ver -en la práctica- si su plan de proyección implica o no bajar la recaudación de impuestos comunes o estándar, esto dependerá en gran proporción del porcentaje de crecimiento industrial y comercial que se valla desarrollando, lo que depende de las condiciones mismas que el gobierno otorgué, es decir, una justa y sana gobernación de un país, debería obtener más recursos derivados de la inserción de nuevas empresas y no del aumento los impuestos de siempre.

Aquel servidor público que aumenta los impuestos para lograr crear una administración, carece del más mínimo sentido común de vocación social. Autosustentabilidad. General condiciones responsables para el desarrollo de un país requiere capacidades integrales en todos los aspectos.